CUANDO EL AMOR SENTENCIA «Fue un robo. Él no me atacó. Lo acusé por celos. Perdóname, Alberto», declaró mi defendida en el último careo que tuvo frente a su agresor, antes de que se dictara la sentencia. Así de fácil, sin pensar en que mañana le podría suceder otra vez lo mismo, desbarató todo el trabajo que hice por ella. Por más que le advertí a Katrina que no se dejara manipular por la familia del agresor, que no hablara con ninguno de ellos, no hizo caso a mis consejos. Aunque ella trató de ocultármelo, de negarme ese acercamiento, sus padres fueron los que me informaron que la madre de Alberto la convenció para que cambiara su declaración. ¿Cómo lo logró? No lo sé, supongo que, como toda madre, sabe cómo ablandar un corazón Es la realidad, absurda, pero absoluta realidad. El juez lee con voz perezosa la sentencia; se nota su incomodidad, es de los pocos jueces en los que vale la pena confiar. Lástima que esta vez su integridad no pesara tanto como las palabras de la víctima. Alberto es declarado inocente, siento cómo Katrina se derrumba y veo cómo el victimario se abraza con su abogado mientras el juez, con el rostro desencajado, abandona la sala. «Buen intento, Mendoza, pero esta vez gané yo», me dice el abogado defensor mientras me estrecha la mano. Sé que disfruta de su victoria, es la primera vez que logra salir vencedor, pero no ganó por hacer bien su trabajo, sino porque mi defendida sucumbió ante las lágrimas de la madre de su victimario. Katrina me mira angustiada, como una niña que espera un reproche, pero prefiero evitar hacerla sentir mal; sin embargo, no me resisto a preguntarle si cree que hizo bien en ayudarlo a salir. «Su mamá me juró que iba a cambiar. Él me ama», es lo último que me responde antes de caminar hacia los brazos de su agresor. Antes de marcharme, Alberto me planta una mirada, de esas que saben a amenaza. Mi antigua defendida tira del brazo de su amado, pero con suavidad, quizá para no ser golpeada después o temiendo que Alberto cometiera un «nuevo error». «Hasta luego, doctor», se despide de mí el agresor, desde lejos, muy sonriente, muy seguro de sí. **** Hoy, poco antes del mensaje a la nación del presidente, me he enterado que Alberto ha asesinado a Katrina, que la ha apuñalado cien veces delante de su hijo, y que ha logrado escapar con ayuda de su madre. Fue el abogado defensor quien me dio la mala noticia, con la voz desencajada. Ni siquiera pasó una semana de haber finalizado el juicio para que Alberto terminara lo que dejó inconcluso. ¡Santo Dios! Si tan solo me hubieses escuchado, Katrina, aún seguirías viva. Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCLDg-lp1cUMyXmGC1eAqMbA Instagram: https://instagram.com/elobeliscodehades?igshid=11q1d4clanij2 Facebook: https://www.facebook.com/elobeliscodehades/ Twitter: https://twitter.com/ObeliscoDe?s=09 Fuente y autor: ©El obelisco de Hades. Fuente de la imagen: Jennifer Alayo Salcedo.
Es lo que publicaron en la página del Obelisco de Hades. Cada vez que publican intento compartirlo Son pocos líneas, lo puedes leer sin problemas. A mí también me gustó Tienes mucha razón